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¿Por qué fracasamos los nacionalistas?

  • Foto del escritor: VGD
    VGD
  • 18 jul 2019
  • 5 Min. de lectura

Por todos es conocido el gran proceso de despolitización de las naciones producto de la globalización (universalización) y de la subversión de la dimensión económica por sobre la política. Su expresión inmediata es el olvido, desconfianza –casi vilipendio- de la participación y la lucha política para la resolución de los conflictos sociales, dando lugar a la apatía, el individualismo y el egoísmo como forma genérica de socialización. Peor aún es el escenario del nacionalismo como fuerza política cuando se enfrenta a la difuminación de la nación por el proceso globalizador. Pero si el contexto es grave más críticas han sido las posturas de los nacionalistas colombianos en los últimos años, dominadas por el sectarismo, la falta de organización, las luchas intestinas y las vagas propuestas. El resultado, un “nacionalismo” deletéreo, es decir, inviable, sin posibilidades de crecimiento, y con los días contados. Presentamos 10 motivos que consideramos han imposibilitado la construcción de una propuesta política nacionalista realizable, como forma de autocrítica y reflexión:

1-Dogmatismo imitador: el apego acrítico a las teorías y experiencias de la tercera teoría política (nacional socialismo, fascismo, franquismo etc.) pretendiendo no solo analizar la realidad colombiana conforme a dichas ideologías sino –más inocente- ponerlas en práctica en el país. Dichas propuestas ya están condenadas al fracaso, la deslegitimación, la marginalidad y a la negación en bloque por parte de la mayoría de la sociedad. Naturalmente se puede profesar una filiación personal a tales teorías, pero es necesario superarlas en la forma de nuevas propuestas apropiadas para el contexto colombiano y las problemáticas del presente siglo. Una nueva fuerza política debe ser creación orgánica de una sociedad concreta y particular.

2-Falta de sustrato científico: derivado del dogmatismo hacia las tres teorías políticas anteriores (comunismo, liberalismo, fascismo) es la renuencia a basar las propuestas políticas en análisis científico-filosóficos actuales que ofrezcan resultados veraces y contemporáneos como sustento y legitimación de las mismas. Predomina una tendencia al deber ser, al idealismo, a la crítica fácil y al rechazo dogmático sustentado con teorías oxidadas u opiniones personales. Un verdadero proyecto político debe tener un sustento científico que ofrezca alternativas viables conforme a análisis reales y no a caprichos personales que conducen a la ineptocracia y la demagogia. Hoy día sin legitimidad intelectual no se puede estar a la vanguardia de la lucha política.

3-Propuestas irrealizables y falta de coherencia: reina la megalomanía y la grandilocuencia en las propuestas como el retorno de la Gran Colombia, imperialismo grancolombiano, un Reich en el sur, super Estado latinoamericano, biopolítica y segregación racial etc. la falta de coherencia teórica deviene en un infantilismo político. Ello no solo hace de ya imposible cualquier proceso de construcción sistemática de una alternativa política, sino, más importante aún, la falta de contacto con la realidad inmediata del colombiano de a pie. Sin ello no se puede aspirar ni al menor cargo administrativo.

4-No hay programas ni sistematicidad: es decir que hay ausencia de propuestas económicas, políticas, jurídicas, culturales, fiscales, educativas etc. Concretas, viables y verdaderamente revolucionarias que se puedan desarrollar orgánicamente en el contexto colombiano. No hay programas a corto, mediano y largo plazo y mucho menos una sistemática para realizar cada etapa.

5-La paciencia brilla por su ausencia: grave y frecuente error de los nacionalistas ha sido su impulso prematuro a querer formar movimientos políticos de grandes pretensiones en poco tiempo. Una nueva fuerza histórica nace primero como una negación de la realidad circundante. Luego se empieza a incubar cuando diversas voluntades concuerdan en dicho rechazo y se unen para crear alternativas. Primero hay que crear un sistema eje sobre el cual realizar la interpretación política, en suma, crear una teoría o doctrina, el llamado Think Tank. El siguiente paso es atraer más voluntades a través de la comunicabilidad, no solo hacer entendible las propuestas sino también que concuerden con el sentir de los ciudadanos, acá viene la militancia y el movimiento social y político. El gran paso final se logra cuando tal movimiento unificado en torno a una propuesta total y coherente se lanza a la conquista del estado en forma del partido político. Sin teoría, ni propuesta, ni adhesiones, ni organización, ni militancia no puede existir una fuerza política exitosa.

6-Falta de organización, jerarquía y voluntad: es inocente pretender que en un movimiento político todas las voluntades convergerán al unísono, abstraído de toda disidencia. Por más puro, integral y holístico que sea el nacionalismo siempre será una visión-propuesta de nación en competencia con muchas otras. Por ello se debe lograr un pacto sobre lo fundamental, un programa nuclear en el que mínimamente coincidan y sean leales todas las voluntades de la fuerza política. Con base a este pacto debe surgir una organización jerárquica con sus autoridades y líderes con óptimas capacidades de logística y gestión, capaces de liderar la doctrina política y expulsar elementos nocivos. El núcleo duro del movimiento no puede ser el personalismo sino una idea concreta cual constitución espiritual. La falta de convicción y compromiso -que es otro de los factores predominantes- queda disculpada cuando no existe un programa mínimo y atractivo. La organización política a su vez debe ser una expresión micro de lo que se quiere llegar a imprimir en la realidad. El nacionalismo por ahora no sale de los grupúsculos de Internet.

7-La negación como base: muchos de los militantes del nacionalismo llegan a las filas simplemente por rechazo a alguna ideología política, ya sea de izquierda, de derecha, de centro, ideología de género, comunismo, uribismo etc. y nunca se concreta una propuesta superadora. Si bien la fuerza política nace de una negación debe avanzar hacia una nueva afirmación. En palabras más sencillas todo su programa lo basan en el anticomunismo, el antifascismo, el anticapitalismo, anti-progresismo, anti-petrismo, o anti-uribismo, anti-imperialismo etc. y nunca en nuevas propuestas. Ello ha derivado en que el nacionalismo quedó atrapado en grupúsculos de Internet, tribus neo-nazis y peleas suburbanas. Este tipo de nacionalistas –conservadores liberales de estatus quo según la expresión de Duguin- adhieren a cualquier fuerza aun cuando esta pueda ser criminal sólo por el hecho de que combate lo que niegan. Ejemplo de ello han sido las adhesiones a grupos paramilitares, narcotraficantes, pandillas etc. o las tribus suburbanas que son producto de las mass-media y la decadencia.

8- La visceralidad y el fanatismo: La visceralidad como fanatismo hace que cualquiera que cite a Gramsci, o a Primo de Rivera o a Mises, o a Fals Borda sea de inmediato tachado de comunista, fascista, liberal, progresista. Se necesita configurar una apuesta intelectual amplia y bastante informada. No debe haber lugar para el fanatismo y la ignorancia. Las guerras fratricidas reinan en los grupos nacionalistas que no logran concretar la más mínima organización, cuando el nacionalismo significa unidad.

9-Ambigüedad y falta de líneas definidas: es cierto que debe haber un nuevo discurso que supere la división izquierda y derecha intentando integrar la mayor parte de fuerzas políticas disidentes al sistema, pero esto no debe ser motivo de prostitución intelectual. Se debe crear un cuerpo teórico y doctrinario rico pero bien definido con respecto a las demás fuerzas políticas, y desde el cual analizar posibles alianzas, nuevas propuestas o por el contrario enemistades y divergencias.

10-Visión lisiada de la nación: o la lucha entre la visión indigenistas versus la hispanista; la cristiana contra la pagana; la burguesa contra la campesina; la blanca contra la negra etc. esto nos ha traído visiones de la nación fragmentadas y sectarias que no integran la totalidad de la sociedad e historia colombianas.

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un riguroso estudio científico, político y social.

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